El Agavero - Tepotzotlán

Mi platillo sin aderezos, pedí de tomar y llevo media hora esperando. Al inicio no me trajeron cubiertos. Y no hay mucha gente para que los meseros se hagan bolas.

El lugar parece agradable a la vista, es amplio y tiene un jardín con juegos para los niños, tiene estacionamiento propio. Los meseros tienen buena actitud de servicio, sin embargo los platillos dejan mucho que desear. Nos comentaron que el desayuno incluía café y jugo o fruta. Lo primero que pedimos fue el café y minutos después nos trajeron agua caliente y por aparte en un par de tazones café soluble y azúcar, después pedimos la fruta y después de un rato nos comenta la mesera que todavía no llegaba la jefa con la fruta y que sí queríamos cambiarlo por el jugo a lo que accedimos, así que nos trajeron un vaso de jugo de naranja, por el sabor nos dimos cuenta que definitivamente no era natural. Pedimos una pieza de pan para tratar de hacer nuestro café un poco más ameno y nuevamente la respuesta fue que la jefa todavía no llegaba con el pan. Pedimos unos chilaquiles con pollo de $100 y unas puntas de filete en salsa guajillo de $115 que más bien era un bistec en fajitas. Ninguno de los dos platillos venía siquiera con guarnición de frijoles que es lo más común. Ojalá presten atención a los platillos.

Experiencia personal adecuado para un rato en familia , menú , atención del personal muy bien !! En cuanto al audio lo considero muy fuerte !

La estrella se la llevan por la excelente atención de los meseros, que deben realizar su trabajo sin contar con las herramientas necesarias. El desayuno fue pésimo; pedimos puntas de filete y solo nos trajeron un bistec medio tostado, picado, con más cebolla que carne y mucha salsa, sin guarnición... Sin guarnición porque apenas estaban preparándola. Pedimos un plato de fruta y no había porque la jefa no había llegado, así que nos lo cambiaron por un jugo de naranja en botella, ni siquiera fresco. Pedimos una pieza de pan para acompañar el café y no había pan porque la jefa aun no llega y era ella quien lleva los insumos al restaurante. Pedimos un café y nos sirvieron agua caliente, y nos trajeron Nescafé y azúcar para que lo preparáramos nosotros. Para el plato de chilaquiles solicitamos bolillo y tampoco había. Debo resaltar que los meseros se acercaban apenados, ya que no es su responsabilidad lo que haya o no en la cocina, y se ofrecieron a salir a comprar lo que nos hacía falta para poder disfrutar de nuestro desayuno... Pero por parte del restaurante, ¡un servicio pésimo!

Un lugar con un excelente ambiente familiar, un menú muy completo, la comida deliciosa y un trato muy amable. Dan ganas de volver, ¡muy recomendable!