La Malteza - Campeche

Los tragos están a muy buen precio. El daiquiri de fresa, estaba algo desabrido, pero, bueno dentro de lo que cabe. El gin tonic si lo pides temprano tiene muy buena pinta y sabor, pero, al pasar las horas te lo sirven cada vez más feo. A veces nomás te ponen un pedazo de cáscara y bye. La hamburguesa malteza, es enorme. Terminé llevándome la mitad, pero, sin dudar está muy rica. En cuanto a música 10/10 y luego a las 11 pm hacen como tipo show de apertura con luces y humo, se ve muy pro. En definitiva se luce en lugar.

Cuando vayan a La Malteza, pidan que los atienda Luis Sánchez, alias “Pony”, el mejor mesero. Su servicio es excelente.

NUNCA, PERO NUNCA ACUDAN A ESTE LUGAR. Un lugar horrible; encontré un pelo en la comida y también había una mosca. Lo más increíble es que pedí una botella de agua y tardaron más de 40 minutos en traerla, así que salí a comprar una en el OXXO. Cuando regresé, ya me la habían traído, les dije que ya no la quería por la larga espera y me dijeron que no se podía cancelar, que hiciera lo que quisiera, pero que tenía que pagarla. Además, me cobraron 35 pesos por un agua de Bonafont de tamaño pequeño, cuando un litro cuesta entre 12 y 14 pesos.

Que cambien la actitud de algunas meseras porque el servicio que ofrecen no se compara con la propina que anotan en el ticket.

Gran ambiente para reunirse con amigos, bailar y disfrutar de la música en vivo, acompañado de algún platillo del menú y la bebida de su elección. Los meseros son muy atentos y ágiles a la hora de tomar las órdenes y llevar el servicio a la mesa. Sin embargo, hubo un detalle al momento de pedir la cuenta: al revisarla, se encontró que estaban cobrando una hamburguesa que no se había ordenado y un par de bebidas más. Se comentó a la chica que nos atendió sobre la discrepancia entre lo que habíamos pedido y lo que estaban cobrando, y se solicitó la presencia de quien supusimos era el supervisor o algo así. Esta persona no dio espacio para aclarar la situación, ya que llegó con la actitud de que sí había sido consumido, alegando que lo había ordenado una persona que ya no estaba, etc. La persona que estaba con nosotros decidió no discutir ni entrar en polémicas, por lo que, siendo muy prudente, terminó pagando la cuenta completa, aunque la situación no fue muy agradable. Más tarde nos enteramos que un grupo en otra mesa se había ido sin pagar, y asumimos que estaban intentando recuperar lo que no habían cobrado. Si hay otra oportunidad de regresar, nos aseguraremos de llevar el control de lo que se ordena para evitar que esta experiencia se repita.